Recuerdos de Quirofano

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Hacía demasiado tiempo de aquello, sin embargo estaba muy presente en mi memoria, al entrar a aquel quirofano, en mi mente aquel momento se revivía y podía verle aun acostada sobre esa mesa con los demás doctores y enfermeras que le asistían.
Una pesada lágrima rodó por mi mejilla hasta caer al suelo, sonido que pude escuchar cerrando mis ojos recordando cada uno de los movimientos desesperados de todos por querer salvarle la vida. Más sin embargo, yo estaba parada, completamente estupefacta observando aquella escena, reviviendo cada movimiento, cada sensación, cada escalofrío que recorrió mi cuerpo en aquel instante.
Y, como si se tratase de aquella persona en la plancha, fui a uno de los estantes para tomar un bisturí viejo, y un tanto oxidado para, después acostarme lentamente en aquella plancha y comenzar a enterrar de manera agresiva el bisturí sobre el colchón de la mesa rasgándolo por completo mientras de mis ojos escapaban ligeras lágrimas para después de ello hacer un corte un tanto profundo sobre uno de mis brazos; y, al abrir mis ojos, darme cuenta de que, una vez más, mi recuerdo, había tomado el control de mis acciones.
Cuando reaccioné arrojé al piso aquel bisturí y me puse de pie sintiendo como mi sangre resbalaba por mi antebrazo hasta la punta de mi dedo medio dejando ligeras gotas en el piso mientras me encaminaba hacía donde se encontraba el equipo de curaciones de emergencia.

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Había estado rondando por los pasillos del lugar durante un par de horas, francamente no tenia ganas de atender a alguno de los internos que mas que desear salir de ese lugar preferían seguir cometiendo sus ilícitos actos dentro del hospital. Para mi eso no representaba ningún problema era en extremo divertido observar como diariamente se lastimaban entre si y como en mas de alguna ocasión alguno de ellos perdía la vida. Sin que me diera cuenta mis pasos me llevaron al pasillo donde se encontraban los quirófanos; ninguno de ellos parecía estar en uso, así que decidí pasarlos de largo, sin embargo de detrás de una de las puertas se escuchaban ciertos ruidos, además de un par de sollozos; mire extrañado la puerta y tras pensarlo un breve instante me decidí por averiguar de quien provenía aquel llanto. Quien sabe, quizás eran algunos internos matándose entre si; sonreí ladinamente ante la idea y sin pensarlo mas me adentre solo para encontrarme con la esbelta figura de una mujer dela cual inmediatamente atrajo mi atención la herida de su brazo. Camine hacia ella con algo de prisa y por sus ropas me di cuenta que era una de las enfermeras, no la había visto anteriormente, pero poco me importaba dado que su acción de auto herirse había sido una estupidez de su parte.
-Creo que te pusieron en el departamento equivocado…-
Dije secamente y tome su brazo con algo de fuerza provocando que de su herida emanara mas sangre.
-Deberías estar en una celda tu también por hacer esto pequeña.-
Del bolsillo de mi pantalón, saque un pequeño pañuelo blanco y lo acomode en su brazo para que minimizara la salida de sangre de su herida mientras que le llevaba de regreso a la mesa del quirófano.
-Espera aquí, ya traigo con que atenderte.-
La deje sentada sobre la mesa y camine hasta un pequeño armario del lugar donde estaban vendas y demás para buscar los materiales necesarios para tratar su herida.

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Mis pasos hacia el material de curaciones eran lentos, aun podía sentir la sangre resbalar y dejar un camino detrás de mí; antes de que pudiese alcanzar el material de curaciones sentí como mi brazo, en el cual tenía la herida era tomado con algo de fuerza haciendo que de este saliera aun más sangre, hice una ligera mueca de dolor y solté un quejido casi inaudible de mis labios, cuando escuché aquella voz sacándome por completo de mis pensamientos, gire mi cuerpo para ver de quien se trataba, y al ver que era alguien tan apuesto, a decir verdad tenía una belleza peculiar y en sus ojos existía un brillo que no había visto nunca antes en alguien, en segundos desvié mi mirada de la de él.
-No creo que alguien como usted se interese en que departamento estoy o bien si estoy en una celda o no, cada persona lleva a cuestas diferentes dolores que lo hacen actuar como mejor lo creen.-
Dije mientras era dirigida de nuevo a la mesa y me senté sobre ella con mi brazo sobre una de mis piernas solamente observando como la sangre de la misma empezaba a coagularse formando pesadas gotas de la misma que iban cayendo lentamente hasta el piso. Solo así, sentada y con la cabeza agachada esperaba que aquel hombre volviese hasta donde me encontraba.
-Tal vez, tenía que hacer esto para conocerle no?, tal vez, algo de esto me traiga algo bueno.-
Dije limpiando mis ojos con mi otra mano mientras de reojo observaba como él regresaba y se sentaba dejando el maletín a un lado mío, solo hasta entonces volví a fijar mi vista en la suya.
-Mi nombre es Miko.- dije secamente mientras le extendía mi brazo para que pudiese hacer lo que quería con este, el dolor comenzaba a disiparse, sib embargo seguía con un ligero ardor en mi brazo.

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Ignore por completo sus palabras ya que yo ya había dado mi opinión y cualquiera de ellas, no afectaría en mínimo lo que yo ya había dicho, así que me concentre en llevarme alcohol y un par de gasas, además de una venda para cubrir la herida de su brazo. Al darme la vuelta me encontré con aquel gesto suyo, el que limpiara sus ojos me alerto de que estaba llorando o al menos eso pretendía pero sin prestar atención a eso, me acerque hasta posicionarme de nuevo frente a ella.
-Shaura…-
Dije sin más y antes de poner mi atención en su brazo herido, mis ojos vagaron por su rostro, era bella si, tenía un cuerpo bastante atractivo además pero había algo ahora en su rostro que me atraía aun más. Ese dolor reflejado en su rostro, la tristeza que habitaba en el mismo, esos gestos que lo deformaban y ese color carmesí que teñían su tersa piel. Quería ver mas de eso, de repente, a mi mente llegaron miles de imágenes, de ella, gritando, agonizando, llorando y su cuerpo completamente cubierto de sangre; la sola idea hacia que mis ojos brillaran y que una sonrisa llena de vesania sacudiera los gestos de mi rostro. Por la muñeca tome su brazo, con bastante fuerza casi sentía como su piel se iba metiendo en mis uñas, deje caer las gasas la venda y con mis dientes destape la botella de alcohol la cual después vertí sobre las heridas de su brazo.
-Quiero ver mas… quiero ver tu rostro turbado y lleno de dolor…-
Dije como si de una orden se tratase y al ver todos los gestos que se manifestaban en su rostro, sentía mi cuerpo subir de temperatura y mi respiración agitarse al por mayor y al mismo tiempo me acercaba hacia ella, obligándole a abrir las piernas para acomodarme entre ellas.

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Apenas y logré escuchar su nombre debido a que me encontraba perdida en el brillo peculiar en sus ojos así mismo como diferente a cualquiera que hubiese visto; por lo que cuando sentí como su mano tomaba mi muñeca con fuerza, reaccioné por completo y al sentir como si sus uñas se enterraran en mi piel, una ligera mueca de dolor se dibujó en mi rostro haciendo que uno de mis ojos se entrecerrara. Respiré profundo un par de veces, y al sentir la tela de las gasas y la venda caer sobre la herida de mi brazo le miré fijamente a los ojos notando como destapaba la botella del alcohol, y antes de que vertiera del mismo en mi brazo, ladee mi rostro haciendo que mi cabello cubriera solo apenas un porción de mi rostro, y al sentir como aquel líquido se adentraba en mis heridas tras haber traspasado tanto las vendas como las gasas, dejé que de mis labios se escapará un ligero quejido de dolor, queriendo zafar mi brazo del agarre que él mantenía sobre el mismo, sin éxito alguno, solo logrando que sus uñas entraran un poco más en mi piel.
Tras escuchar sus palabras volví mi rostro hacia el suyo debido a la cercanía que ahora sentía, la cual, me obligó a abrir las piernas para que él se acomodara entre las mismas; aun con la ligera mueca de dolor en mi rostro, logré sonreír de lado mirándole a los ojos.
-Y que ganaría usted al verme de esa manera?...-
Pregunté, pero una vez más el alcohol fue derramado sobre mi brazo haciendo que mordiera uno de mis labios una vez más, pero esta vez sin dejar de verle y aprisionándolo un poco más entre mie piernas acerqué mi rostro al suyo…

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Jadee sobre sus labios cuando su rostro acorto la distancia entre ambos y de soslayo mire complacido como su sangre se mezclaba con el alcohol y caía en chorreantes hilos hasta sus piernas donde seguían su camino por entre sus muslos, llevando la humedad a los propios donde sentía esa tibia y húmeda sensación de este. La mire a los ojos, cuidando cada gesto de dolor que deformaba su bello rostro y ante sus ojos, levante su brazo herido el cual de un jalón lleve hasta mis labios para poder recorrer con mi lengua la herida, saboreando el delicioso sabor de su sangre mezclada con el del alcohol, los cuales me daban una mezcla amarga en mi lengua y antes de que esta se perdiera, lleve mis labios a los suyos rápidamente para hundirles en un vehemente beso antes de que aquel sabor se fuera de mi boca, permitiéndole a ella saborear de su propia sangre en su lengua. Jadeante, me aleje de sus labios y relamí los propios.
-Donde… ¿Dónde haremos un corte mas para que esos gestos de dolor regresen…?-
Sonreí de medio lado, con leve deje de vesania y lleve mis manos a los bordes de los botones de su blusa para de un solo y fuerte jalón de mis manos, romper esta, zafando todos y cada uno de los botones para dejar su torso semi desnudo, siendo sus pechos únicamente cubiertos por la delicada prenda que es su sostén el cual tome con una de mis manos y lo jale hacia arriba para deja que sus pechos salieran de entre la tela y en los cuales fije la mirada por un momento antes de inclinar mi rostro sobre toda su piel desnuda y con algo de descaro pasee mi nariz por toda esta aspirando de su aroma. Subí y baje por todo su torso en repetidas veces hasta que finalmente deje mi rostro justo en la parte media de sus senos.
-Aquí…-
Susurre contra su piel y sobre la misma sonreí para luego asomar solo la punta de mi lengua y con ella dejar un camino de mi saliva por entre sus pecho mientras que atientas buscaba en la pequeña mesa que había a un lado de nosotros, entre aquellos instrumentos de operación un bisturí un poco mas pequeño y con el filo de este, recorrí el mismo camino que mi lengua había hecho, solo que esta vez la humedad era proveniente de su sangre, la cual corría en un delgado hilo por su vientre hasta que formo un pequeño charco en su ombligo; pero quería ver mas, quería ver hasta donde podía manchar esa pequeña gota carmesí su blanquecina piel por lo que con mi mano libre empecé a jalonear de su falda, la cual lleve por sus piernas para deslizarle dejando solamente su pantaleta, la cual me acerque a arrancar con mis dientes para luego, tomar sus caderas y elevar levemente su cuerpo para que aquellas gotas de sangre continuaran bajando hasta su expuesta intimidad donde empezaban a cruzar por sus labios de su sexo y en los cuales me acerque para hundir mi lengua, saboreando esta vez el sabor de su esencia mezclado con el de su sangre.

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De reojo observaba como el alcohol se mezclaba con mi sangre, volví mi vista a la suya, y en el momento en que sentí como mi brazo era llevado hasta su boca y lamía del mismo, encogí mi hombro debido al ligero ardor que había en mi brazo debido al alcohol y a su saliva, de un momento a otro mis labios fueron atrapados con los suyos, en un beso un tanto impaciente haciéndome saborear lo que era mi sangre con el alcohol así como su saliva.
De manera lenta su rostro se separó del mío y yo me limité a observarlo y escucharlo mientras relamía mis labios; me tomo un tanto por sorpresa el observar como de manera rápida mi blusa terminó rota debido a su mano. Sonreí de lado y al ver como levantaba mi sostén dejando mis senos libres; un leve rojo tiñó mis mejillas al sentirme observada mismo que aumentó cuando sentí la calidez de su respiración recorrer mi torso, mi cuerpo se estremeció de manera leve ante aquel contacto provocando que mi espalda se arqueara de manera leve, de manera instintiva lleve mi mano libre a su cabeza para con mi mano acariciar su cabello logrando enredar varios mechones del mismo entre mis dedos; jale un poco de estos al sentir como su lengua comenzaba a lamer justo la parte media de entre mis senos. Nuevamente le miré a los ojos para seguido de ello dibujar en mi rostro una mueca clara de dolor al sentir como un bisturí sostenido por su mano hacía un no muy profundo corte entre mis senos, provocando que de este saliera un hilo de sangre que resbalaba lentamente hasta llegar a mi ombligo; ciertamente el hecho de ver mi sangre no era algo que me asustara sin embargo en ningún momento se borró aquella mueca de dolor dado al ardor que provocaba aquel corte.
Una vez que la sangre quedo en mi ombligo sentí como sus manos comenzaban a quitarme la falda que llevaba puesta, levanté un poco mis caderas apoyándome con mi mano “sana” sobre aquella mesa para que así le fuese más fácil terminar de quitar mi prenda. Una vez así aquel camino de sangre llegó hasta la orilla de mi pantaleta, misma que fue retirada por sus dientes, provocando que el delgado hilo de mi pantaleta provocara una marca rojiza en mi cadera; sentía por mi piel mi propia sangre resbalar, contacto que hacía que la misma se erizara. Al sentir aquella calidez llegar hasta mi intimidad cerré de manera instintiva mis piernas sin embargo sus manos nuevamente las abrieron y levantaron mi cadera un poco y para no cer apoyé ambos de mis codos sobre la mesa de operaciones y desde mi posición observé como su rostro se acercó a mi intimidad llevando apenas la punta de su lengua a la misma; un leve suspiro escapó de mis labios y con mis piernas aprisioné su rostro en mi intimidad disfrutando de aquel contacto que apenas hacía contra mí.

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Con una sonrisa sentí el apretar de sus piernas atrapando mi rostro entre la calidez de sus muslos. En mi lengua degustaba ese delicioso sabor que era su esencia mezclada con su propia sangre y no podía ser mas exquisita, al mezclarse con los suspiros que abandonaban sus labios y que resonaban perfectamente en mis oídos. Aquello estaba logrando que mi entrepierna despertase, sentía el apretar de mis propias prendas volverse incomodo, por lo que deje de momento el bisturí de lado para poder llevar ambas manos a mis ropas y abrir sus respectivos broches para luego, deslizarles desde los bordes y dejar libre mi erecto miembro. Me relamí los labios, limpiándoles de la sangre y humedad proporcionados por ella y seguí por llevar mis manso a sus piernas para abrirlas con brusquedad para darme mas espacio sobre aquella húmeda zona que era su intimidad.
Observe aquel lugar por unos segundos, con total calma, contemplando los movimientos naturales de este para contraerse, viendo como “palpitaba” pidiendo más atención y ante esto un brillo de vesania apareció en mis labios. No tenia espacio, esas partes de su carne que eran los labios de su sexo me estorbaban para ver aquellos movimientos suplicantes de su cavidad, por lo que, que me costaría simplemente deshacerme de ellos? Nada.
Reí de manera leve y tome nuevamente aquel bisturí mientras que entre los dedos de mi mano libre apresaba uno de los labios de su intimidad, para luego, y antes de que ella pudiese darse cuenta de mis intenciones, empezar a… cercenar ese pequeño y delicado pedazo de piel. De una manera rápida y certera, valiéndome de mis habilidades médicas pude cortar aquel trozo de ella, pero antes de que empezase con el escándalo de haberle lastimado, deje caer ese pequeño pedazo de piel al suelo, no sin antes darle una pequeña lamida a este, y probar con más abundancia de su sangre. Proseguí de igual manera con la otra parte de los labios de su sexo, en rápidos cortes me encargue de separarle de ella; dejándole igual que el otro, caer al suelo.
Ahora su cavidad estaba completamente expuesta ante mi, sin esos estorbosas pedazos de piel nublando mi vista por lo que di una rápida lamida a ese cercenado lugar y seguí por levantarme aprovechando que había liberado mi miembro para sin tardar mas, acomodar este en su sangrienta y húmeda intimidad, donde justo sobre su cavidad, di un feroz empuje por parte de mis caderas para arremeter contra ella de una sola estocada, empezando un rápido vaivén de embestidas en el que mi vista se concentraba en observar como miembro entraba y salía de ella cada vez mas bañado de su sangre que de su propia humedad.

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