No había tenido tiempo de recorrer el lugar, sin embargo había un sitio en especial que capturaba por completo mi atención, la Sala de Aislamiento, aquel sitio al que solo llegaban personas verdaderamente retorcidas mentalmente...
caminé por todo lo que era el hospital, y me detuve frente a la puerta de la misma, la abrí de golpe soltando carcajadas de la nada, tarareando tonadas de canciones tenebrosas y riéndome de lo deteriorado del lugar; mientras caminaba me encontré con trozo de lámina viejo en el piso, lo levanté, y comencé a hacer un ruido escandaloso en el lugar que hacía eco y retumbaba en las paredes casi perforándome los tímpanos...
una celda llamo mi atención, y es que en ella se encontraban diferentes tipos de instrumentos de castigo, desde látigos hasta sillas con clavos entre otras cosas...
recorría la habitación y de pronto me llego la necesidad de sentir el frío metal de esos clavos oxidados que se encontraban en una silla al fondo de la habitación; caminé hasta ella hincándome frente a la misma observando cada uno de los clavos soltando fuertes risas y sin pensarlo dos veces deje ir de lleno mi mano sobre los clavos viendo como estos atravesaban mi mano, hice esto una y otra vez hasta ver como mi mano casi era destrozada por el filo y las perforaciones que yo mismo me causaba...