Trabajando [libre]

Era un día gris en el hospital, mire desde la rota ventana de mi habitación a esas nubes cargadas de agua y decidí evitar salir afuera a hacer las compras para el comedor. Me puse un vestido blanco elegante de lolita y arregle mi cabello como siempre. Me pareció buena idea ir a ordenar la sala de castigo, salí de mi habitación y me dirigí a aquel lugar con olor a sangre y putrefacción con la intención de limpiarlo un poco.

-Ahh.. este lugar huele horrible.

Susurré observando la mesa manchada de sangre y llena de moscas. Me puse un barbijo y comencé a limpiar la mesa manchando mi blanco vestido con esa roja y espesa sangre. No me molesto es mas creí que le daba un detalle algo tétrico. Limpiando empece a ver todos los elementos de tortura imaginando que sentiría aquella persona sometida a estos y sintiendo algo de tristeza por ellos. Pero no podía quitar de mi mente ver a alguien sufriendo con estos elementos, me sentía triste pero a la vez quería torturarlos.

-¿Horrible? -Dijo evitando alzando una ceja mientras se reposaba contra el marco de la puerta.

Sí, le había visto pasar por el pasillo, y curioso le pareció al lugar donde iba, por lo que le siguió, hasta ver lo que hacía y escucharle. Observó sus ropajes ahora manchados con sangre, se veían mucho mejor, les daba ese exquisíto toque sádico que tanto le gustaba.

-Éste lugar es el paraíso... Y usted debe saberlo -Murmuró, acercándose lentamente al joven. - El hedor de aquí simplemente es la sangre, disfrútela, como esas moscas lo hacen... `Pero de forma más sutil -Observó esas moscas que ahora se dispersaban por el lugar.

Se sorprendio al oir una voz detrás de el por lo que se dió vuelta a ver quien era. Un medico estaba parado en el marco de la puerta pareciendo disfrutar del hedor del lugar. Lo observo casi sin poder emitir un sonido y se miro asi mismo viendo su vestido manchado con sangre putrefacta.
Inexpresivo como siempre, solo quedo observandole con sus tristes y vacios ojos

El paraíso? D-disculpe quién es usted?...

En un tono de voz bajo y timido eso fue lo unico que pudo decir entre miles de cosas que pasaron por su cabeza.

La timidez del chico le resultaba tan entretenida, que de sus tartamudeos fueran casi inconscientes.

Se acercó lentamente hasta hallarse al otro lado de la mesa, ahora, ambos separados por dicho material. Acercó uno de sus dedos hasta la sangre, y la tocó. La acercó a sí y la quedó mirando. Se notaba que estaba hace día, era sangre muerta, no era tan agradable, pero era sangre de todas formas, pero, lo que realmente le desagradó fue lo fría que estaba.

-La prefiero cuando está caliente -murmuró, haciendo como si recién, luego de varios minutos de escucharle, le hubiera escuchado. Alzó las cejas mirándole, sacó su pañuelo de su bolsillo y limpió su dedo-. Llámeme Seth -respondió al fin, aún manteniendo la distancia gracias a la mesa de madera casi podrida-. ¿Usted?

Le observo fijamente con una mirada perdida viendo como trataba con la sangre, quedo mirandole fijo hasta que trago saliva y alejo su vista de el otro alejandose solo un paso atras de la mesa que los separaba.

M-mana...


Rapidamente se apoyo sobre la mesa para limpiar la sangre que habia en ésta, manchando la parte superior de su vestido. Tirado en la mesa limpiando levanto su vista para ver al médico parado frente a el y observo cada detalle que pudo.

N-necesita..algo?..

Siguió observándole hacer sus labores. Inclinó la cabeza hacia un lado al ver ahora la mayor parte de su vestido lleno de esa sangre fría.

-Un gusto, Mana -dijo en casi un susurro, sintiendo ahora sus miradas chocar-. No, nada he de necesitar, pero me ha interesado ver su trabajo, después de todo, por el momento nada tengo que hacer -alzó los hombros de manera despreocupada, y llevó sus manos hasta los bolsillos de sus pantalones.

-¿Estás nervioso? -preguntó de repente.

Escucho atentamente las palabras del otro y se levanto de la mesa con su vestido rojo de sangre, y al oir su pregunta sus mejillas tomaron un tono rosaceo en su palida piel.

Por que deberia estar nervioso? simplemente me molesta limpiar...

Desvio la mirada y se dio vuelta para limpiar las cuchillas e instrumentos de tortura que habia cerca

..Nunca lo he visto antes, Seth-sama..

Sin dejar de mirarlo, rodeó la mesa hasta quedar a su lado, observando cómo limpiaba aquellos hermosos instrumentos de tortura. ¡Ah! ¡Dios bendijera a quien creó tales aparatos que le hacían pasar tan buenos ratos!

-Ahora está apenado, avergonzado. La sangre ha subido a su rostro, pero al menos ya no tartamudea -ladeó la cabeza al decir esto-. Trabajo aquí desde hace muy poco... Mana. He venido desde muy lejos...

Sus labios entonces formaron una leve y traviesa sonrisa que eliminó segundos después, pues no acostumbraba a ello.

Al escuchar esas palabras sus mejillas se sonrojaron aun mas y se puso mas nervioso y limpiaba con mas rapidez una cuchilla muy afilada y sin darse cuenta rasgo su dedo profundamente hasta sangrar. Deja caer el cuchillo y el trapo con el que limpiaba.
La roja y espesa sangre caia del dedo del joven por lo que éste llevo su dedo a la boca succionandola para que dejara de salir e intentando alejarse choca con Seth-sama.

Ah!.. P-perdon..

Tenía ya previsto que el joven llegara a cortarse por la brusca forma en que limpiaba el utencilio, pero no esperaba que chocara consigo. Pir ende, sus manos tomaron los hombros del joven al estar cerca de sí, dandole media vuelta. Le quitó de la boca el dedo y lo observó.

-Usted estaba limpiando, no puede llevarse el dedo a la boca si tiene un accidente, podria infectarlo algo -musitó, vovió a sacar au pañuelo, hasta ver la tibia aangre recorrer la mano del joven hasta tocar la propia. Con su otra mano, tocó la sangre con un dedo, disfrutando de la frescura de esta. Mas volvió en si, y limpió la sangre y la herida. Se relamió los labios, y volvió su vista a los ojos del joven.

Se sonrojo al sentir como el medico le tomaba de los hombros y solo pudo quedarse en silencio mirandole como limpiaba su herida, algo absorto y sonrojandose de a poco pues era muy timido.
Al terminar de limpiar su herida se alejo lo mas que pudo del medico y se reverencio

M-muchisimas gracias, yo.. no pense que me infectaria

En realidad no estaba pensando con claridad ya que la presencia del medico lo alteraba un poco, solo podia sonrojarse y decir tonteras.

Lamento haberlo ensuciado con mi sangre Seth-sama

se reincorporo de su reverencia y noto como el joven le miraba fijo a los ojos, lo cual le hacia sentir algo raro dentro de el.

Ladeó la cabeza observándole alejarse, sí, el joven era bastante tímido por lo que notaba.

-Oh, no se preocupe, su sangre está tibia, y eso es muy agradable -le sonrió suavemente, entrecerrando los ojos un tanto.

Se acercó hasta el cuchillo botado, lo recogió y tocó la sangre que perdía su temperatura lentamente. Dejó el cuchillo sobre la mesa-camilla, y tomó las cadenas y esposas que habían ahí.

-Sería interesante usar este lugar -sonrió.

Le mira algo interesado por sus palabras

Nunca lo he usado

Se acerca a su lado y observa las mismas cosas que el pero sin mirarlo a él a los ojos.

Alguna vez lo uso, señor?

Sintió al joven a su lado, mas no desvió su vista, estaba encantado con la fortaleza de esas cadenas, aun que por partes estaban oxidadas al estar en tanto contacto con la sangre de quien estuviera esposado. La imagen se le hizo encantadora, y algo excitante, claro, ¿por qué no? Además, el castigo era una de las mejores formas para hacer bien el aprendizaje.

-Por desgracia, no he tenido le placer de usarlas con algún paciente... -susurró, pero sus palabras salieron en un suspiro. Las imágenes en su mente llegaban encantadas, y hacían de las suyas por ahí-. Pero no sabe cuanto desearía utilizarlas... ¿Puede imaginarlo? La sangre corriendo, los gritos, los gemidos, los ruidos de las cadenas... -y, nuevamente la sonrisa se adueñó de sus labios.