Habitación 0115

- Tú sigue, Naoto-chan. No tengas compasión de una débil cómo ella.
- Pe-pero... Ella... Me gusta su sangre... Quiero beber todos los días su deliciosa sangre. - Lamía un poco más su cuello.
-¿Me desobedecerás?...
Apretando sus ojos, con dificultad, se levanto de encima de Hiko y se arrodillo.
- ¡Lo siento, lo siento, lo siento! Pero... Quiero jugar más con ella... - Volteaba a ver sin discreción alguna a su compañera.

Abrio los ojos y vio a Naoto, a un lado, trato de levantarse , pero por falta de tanta sangre perdio el conocimiento y cayo al suelo desmayada...

Después de unos minutos, al no ver reacción alguna en Hiko, empezó a moverla bruscamente.
- ¿Hiko-chan? ¿Ya no quieres jugar? Nee... Hiko-chan
- ¡Déjala! Es sólo una débil. Sabía que no duraría mucho.
- Pero, su sangre... Ya no la podré beber si se muere, se coagulará y ya no sabrá bien. Ya no será divertido hacerle cosquillas en sus entrañas. Nee... Hiko-chan...
- ¿Tan rápido confías en ella?
- N-no... Y-yo... Sólo quiero su sangre, poder jugar con ella, así cómo con la educadora. Pero para eso necesito que esté viva, para escuchar su risa mientras la abro.
Y así, fue haciendo una plática con 'su amigo' esperando el despertar de Hiko.

Luego de unas horas, desperto, su cuello le dolia demasiado y su ropa estaba toda manchada de sangre, vio que Naoto hablaba consigo misma - debe hablar con ese estupido. -penso. Se levanto rápido, mareandose y afirmandose de los respaldos de la cama. Camino un poco y se recosto, cerrando los ojos y respirando pausadamente, mientras mentalizaba aquella noche en la que mato a sus compañeras. Se relamio los labios pensando en la sangre, puso su mano con la herida en su boca y la lamio, degustando el sabor metalico que tenia su mano. Dejo su mano al lado de su cuerpo y miro el techo.

Al ver levantarse a Hiko, Naoto no evito sonreír, pero no una sonrisa de alegría, más bien una sonrisa de alivio al ver que su podría jugar un poco más con su compañera de habitación.
- Nee... Hiko-chan está bien.
- ¿Y? Cómo sí me interesará.
- Sí te interesa, no te había visto tan interesado en una chica que no fuese la educadora.
- ¡Tú cállate!
- ¡Lo siento, lo siento, lo siento! - Se llevó las manos a la cabeza, tratando de disminuir el dolor que sentía cada que le gritaba su amigo.
Mientras aún seguía arrodillada en el suelo.

S-silencio... -se sento y miro con odio a su compañera, se sentia bastante mal y lo que menos queria era escuchar ruido. Se recosto otra vez, cubriendo su cara con ambas manos y cantando una canción de cuna que su tía siempre le cantaba cuando no podia dormir-

Al ver que Naoto estaba un poco más 'abierta' de lo normal, 'él' decidió tomar control de su cuerpo - ¿Quieres silencio? - Sonrió de lado, se levanto y camino hacía la pequeña maleta que tenía, azotandola en la cama, riéndose maniática y sarcásticamente.
- L-lo siento Hiko-chan... ¡No, no lo siento!... D-detente... ¡NUNCA!

Fue entonces que Naoto, con todas sus fuerzas, agarrando su cabeza, apretándola, tratando de callarse, mordiendo su lengua, empezó a pelear internamente con 'él'.

Eso la hiso enfadar de sobre manera. Se levanto y camino hacia Naoto, la tomo por los hombros y la empujo hacia la pared, dandole un puñetazo- ¿¡puedes callarte estupido!? ¡si no quiere hacerte caso deja de joder y vete a tu puto rincón! -la acorralo, afirmando su cabeza- Naoto, mirame.. ¡Naoto! -afirmaba la cabeza obligando a mirarla a los ojos

La vio fijamente a los ojos, en los cuales se podía percibir el miedo que le tenía a su 'amigo'.
- M-me matará s-sino te mato... - Su voz se escuchaba entrecortada.
- Quiero ver tus órganos, cómo te desangras. Y está débil de Naoto no será un obstáculo para lograrlo. Golpeala todo lo que quieras, mátala, pero a mi nunca me harás daño. ¡HAHAHAHA! - Volvía a tomar posesión del cuerpo de Naoto, riendo desenfrenadamente, escuchándose sarcástica y forzada.

Calmate Naoto... - se estaba enojando ya de sobre manera, odiaba a ese sujeto, odiaba a su 'amigo' - Es mejor cuando estas fuera de la mente las personas como tú, así son más poderosas~ -la abrazo por la cintura evitando que se alejara- ¿mis organos?, hay que lindo, pero no podras sacarlos de mi cuerpo, así que quedate con las ganas -sonrie de lado, esperando respuesta.

- Sabes, yo hago lo que quiera. Y he notado algo... HAHAHA... Ambas son tan patéticas. Naoto-chan sólo sirve para matar, y si no lo hace la mataré yo.
Naoto empezó a gritar de dolor, sentía un dolor infernal en su cabeza para luego desmayarse en los brazos de Hiko.

Ptm.... Naoto! -cargo a la chica entre sus brazos y la llevo a su cama, recostandola con cuidado. Busco entre sus cosas algo para despertarla hasta que encontro perfume, le quito la tapa y la paso varias veces por la nariz de la chica, esperando que despertara- Naoto.. despierta... - acaricio la mejilla de la chica, esperando a que reaccionara con el olor del perfume.

Sentía un olor, muy lejano, al igual que una voz que la llamaban.
Después de unas horas, poco a poco despertó. Al abrir los ojos, vio una silueta iluminada por la luz de la luna. No pudo distinguir a primera vista de quién se trataba, hasta que escucho nuevamente su nombre en los labios de aquella persona.
- Hiko... Chan...
Parpadeo un poco para acostumbrarse a la luz y se incorporó lentamente.

E-estas bien, Naoto? -en su voz se notaba preocupación, la cual internamente se pregunto de donde aparecio. Nunca se habia preocupado por nadie, solo por su tía...
La ayudo a sentarse lentamente, observando su cara y sus ojos- como te sientes..? -dijo calmadamente, acariciando la mejilla de la chica.

Sintió las manos de Hiko y las separo de ella bruscamente. Se sentó a la orilla de la cama, escuchando los reclamos de Hiko por su acción.
- No puedo confiar en nadie... Más que en él... Él es el único que ha estado conmigo todo este tiempo... - Se agarraba la cabeza ya que todavía palpitaba de dolor. - N-no debo de mostrar mi lado débil... Y tú lo haz visto... - Volteaba a verla. - Olvida lo que paso, seguiremos siendo desconocidas... - Bajo la mirada, un tanto desilusionada de sus propias palabras. Algo le dolía al decir eso, pero no sabía qué, ni mucho menos por qué.

pff, confias en una voz de tu propia mente... jodete.. -se levanto enojada y salio del cuarto dando un portazo, se sento en el piso y abrazo sus rodillas, ocultando su cara. Estubo sentada hay por horas, hasta que noto que amanecia...

Cuando salió Hiko de la habitación, se recostó en su cama, en posición fetal, abrazando la desgastada y polvorienta almohada. Se quedó dormida y cuando menos lo esperó, amaneció.
- Segundo día... Hoy es su última noche...
- ... - Naoto no decía nada. Quería desobedecer a su 'amigo' y darle un día más a su compañera de habitación. - Y... Sí jugamos más con ella. Me agrada.
- ¡NO PUEDES CONFIAR EN NADIE! - Naoto volvió a agarrar su cabeza.
- Pe-pero... E-ella a aguantado lo que le hicimos. M-merece una oportunidad.
- ¿Quieres morir tú?
- N-no... No quiero... Morir...

Estubo todo el día fuera de su cuarto y cuando entro era de noche otra vez. Ignoro por completo a Naoto, tomo su chaqueta y salio del cuarto otra vez, sentandose en el mismo que lugar que horas anteriores, abrazando sus rodillas.

- Nee, PAPA, Dakishimette... - Entonaba Naoto, abrazando a la muñeca. - ¿Y Hiko-chan?
- No nos hace falta, Naoto-chan. Estamos mejor solo tú y yo.... ¿A donde vas?
- A buscar a Hiko-chan... - Detuvo su marcha por el dolor en su cabeza. - N-nee... S-sólo ella...
- ¡NO PODEMOS CONFIAR EN NADIE! - Tomó posesión de su cuerpo y empezó a golpearse. - ¡No hablaras con nadie, no confiarás en nadie más que en mí!
- I-itee... De... Tente.... - Seguía golpeándose, su abdomen, su rostro, hasta caer en el suelo sin fuerza alguna.

Sintio ruidos dentro del cuarto, pero los ignoro tapando sus oidos y abrazando más sus rodillas. Pasaron unas horas y entro al cuarto, viendo a Naoto en el suelo, la cargo y la dejo en su cama, luego acostandose ella y acomodandose para 'dormir', algo que no logro y solo observo el techo.

Mientras seguía inconsciente, recordó su 'fiesta' de tres años. Nadie se encontraba en casa. Sólo ella, y su muñeca. Fue en ese entonces que empezó a escuchar, a hablar con su amigo.
Al recordar eso, empezó a reír un poco
- Tú eres mi único amigo, ¿no?... - Hizo una mueca de dolor y despertó, viendo a Hiko acostada en su cama. Se acomodó poniendo sus manos cómo soporte para su cabeza. - ¿Donde estuviste, Hiko-chan? - Trato de sonar 'amable' pero su tono siempre era frío e indiferente.

Miro indiferente a la chica de la cama del lado- debo darte explicaciones? si no recuerdas, TÚ me dijiste que seguimos siendo desconocidas, así qué no debo contarle lo que hago a una desconocida... -respondio fría e indiferentemente, rodo los ojos, puso sus manos debajo de su cabeza, acomodandose y observando fijamente el techo.

- Oh, cierto... - Cambio la expresión de su cara, por una un tanto entristecida.
Se levantó cojeando un poco, siseando por el dolor en su estómago, llegando hasta donde se hallaba su muñeca. - Es divertido este lugar, ¿Nee, pequeña? - Suspiro pesadamente. - Muy divertido... - Bajo la mirada.

Suspiro y miro de reojo a Naoto, cerro los ojos y de la nada se quedo dormida, con el cuerpo un poco tenso.

Naoto vio dormida a su compañera, por lo que, susurrándole a su amigo hablo.
- Nee, me dijiste jugaríamos con ella... ¿Por qué no me dejas acercarme?
- Porque es una muñeca mala, no merece nuestra atención.
- Uhmm... - Volteó hacia la ventana y luego devolvió la mirada a Hiko - Yo puedo enseñarle modales.
Con dolor, se acercó a la cama de la chica, viendo que aún dormía. Y sigilosamente se colocó sobre ella, alzando su cuello lentamente. Bajando a lamer la herida que ya empezaba a cicatrizar.