Dead maiden [PRIV]

Habían sido mas de 8hrs de operación y al final no había valido la pena, aquella mujer falleció al punto de las 7pm. Para todos mis enfermeros había sido una muy deprimente perdida, ya que la mujer en si, tenia alrededor de 9 semanas de embarazo además de que estaba en la flor de su juventud, era hermosa, rubia y poseedora de una piel de porcelana por demás exquisita y ese fantástico cuerpo pasaría la noche en la morgue hasta que sus familiares volvieran por el. Sin embargo, yo debía actuar antes de que eso ocurriera ya que aunque la causa de muerte había sido a un paro cardiaco y por la deficiencia de su circulación para con ese vital órgano habían sido la causa de su muerte, su valioso corazón aun estaba intacto por lo que tendría que tomarlo.
Camine por los pasillo llevando en una camilla a la chica, y la deje en la morgue ya que en ese lugar me encargaría del… trabajo. Sin embargo, me di cuenta de que ese lugar no poseía las cosas que necesitaba así que me encamine de nuevo hacia la sala de autopsias para tomar de ahí, en un maletín bastantes cosas que necesitaría. Con el maletín en mano, regrese a la morgue, solo para encontrarme con que aquella mujer ya no se encontraba ahí, fruncí el seño y maldije en mis adentro para mas tarde dirigirme en busca de quien fuera que haya sido el que se encargara de frustrar mi labor. Para mi suerte, que al parecer no era tan mala ya que por una ventana pude ver hacia un pasillo de otra ala a un interno de cabellos negros que hubiera dejado pasar, de no ser porque en sus brazos llevaba a mi linda paciente. Resople con algo de pesadez y me dirigí hacia el lugar, el cual para mi sorpresa era la sala de aislamiento, ese lugar me serviría, quizá esa noche bien podría tomar el exquisito corazón de dos personas. Con esa tentadora idea en mente apresure mi paso para el lugar, solo para encontrarme con el precioso cuerpo de aquella mujer mancillado por las manos de aquel interno. Suspire un poco y negué con la cabeza mientras que entraba en el lugar y dejaba de lado el maletín que había llevado, para luego acercarme hacia aquel interno que colgaba la piel de tan bella mujer.
-Hay mejores formas, para lograr que tan bello cuerpo luzca hermoso.-
Susurre en su oído con mi rostro a la altura de su hombro y me separe para tomar a aquella mujer por los cabellos para levantar su frio cuerpo y con fuerza empuje la cabeza de esta contra la pared enganchando su cráneo en uno de esos ganchos a un lado de donde el interno había colgado su piel. El sonido hueco de su cráneo al romperse para que el gancho entrara en su cabeza resonó en aquella fría habitación y con cuidado retire el cuchillo de las manos del interno.
-Te enseñare, primero, antes, debemos deshacernos de aquello que no le sirve ni le iba a servir en vida…-
Con el cuchillo que había retirado de las manos, reviví aquella sutura de su vientre de la anterior operación, esa que daba justo a su útero y a esa incisión metí mi mano libre con la cual rebusque hasta dar con el órgano que buscaba.
-Esto, para empezar…-
Sonreí para el interno al mismo tiempo que sacaba mi mano sosteniendo en mi mano aquel insignificante feto entre mis dedos.
-Pero antes de continuar, dime, cual es el nombre de mi…nuevo enfermero…-
Le mire a los ojos con un brillo lleno de vesania, mientras que de entre mis dedos, caían hilos de sangre coagulada y entre estos apretujaba el producto que había sacado del cuerpo sin vida de aquella mujer.

Ahora tenía un punto muy grande a mi favor, su atención… Deje que se llevase al diminuto feto de mi mano, misma que sacudí un par de veces para quitar el liquido del útero que había quedado en ella mientras observaba divertido como aquel interno empezaba a entrar en mi juego.
-Muy bien, Kanon…-
Comencé a decir y pase por alto las cosas que al parecer él había llevado para…atender a aquella mujer y me dirigí a donde había dejado mi maletín.
-Soy Shaura, y, lo que vamos a hacer en esta ocasión, mejor dicho lo que vas a aprender en esta ocasión es que no importa cuan bella sea una mujer… muchas veces…-
Deje mi oración abierta y aun lado de nosotros deje el maletín el cual seguí por abrir para sacar de este de fórceps además de un bisturí de tamaño mediano.
-Puede estar podrida en muchas maneras, ella era bella si, pero ningún hombre quiere a una mujer que posea algo como eso…-
Dije señalando al pequeño feto que sostenía con la mirada mientras que yo me posicionaba enfrente de aquella mujer.
-¿No lo crees? Los seres humanos, no queremos algo que no hemos engendrado nosotros mismos, lo aceptamos, pero no lo amamos, ni siquiera llegamos a quererlo, por eso, es mejor deshacerse de el. Hoy Kanon, no solo la haremos mas bella, la haremos la mujer mas perfecta que un hombre pudiese desear…-
Un cierto tono de perversidad se manifestó en mis palabras e incluso de entre mis labios una risa maliciosa salió al volver la vista a aquella mujer. Lleve los fórceps a su boca y a pesar de la rigidez que ya se formaba en su cuerpo con ellos me ayude para abrirle con algo de brusquedad y sosteniendo el instrumento con una sola mano con la otra que sostenía el bisturí me concentre en cercenar su lengua, metí el punzante objeto hasta que llegase a su garganta y partiendo de ahí, comencé a cortar con el ese pedazo de carne hasta que solo fuera un delgado hilo de esta la que la siguiera uniendo a su cuerpo. Guarde el bisturí en la bolsa del saco que llevaba y con el simple uso de mis dedos termine por arrancar la lengua del inerte cuerpo de aquella mujer.
-Mira, esta también es una parte inútil para su cuerpo, que hubiera echo con ella… dar escusas, hablar para abogar su pecado, la hubiera usado para decir una sarta de palabrerías Kanon, por eso, esto ira aun lado de ese producto…-
Me acerque a dejar en sus manos la lengua de la mujer y volví la vista a ella. Le recorrí un par de ocasiones con la mirada y de soslayo voltee a ver al interno.
-Dime Kanon, de todo su bello cuerpo. ¿Que otro órgano crees que le es completamente inútil?-
Camine hasta estar detrás suyo y puse mis manos sobre sus hombros para empujarle lentamente por estos hasta tenerle enfrente de donde estaba colgado el cuerpo de la mujer y lleve mi rostro al hombro de él.
-Piénsalo bien y elige sabiamente, ya que si te equivocas, tendré que tomar de ti el órgano que le quites para ponérselo de nuevo…-
Permití que mi respiración chocara en su oreja y al mismo tiempo que hablaba saque el bisturí de mi saco, para pasar mi brazo sosteniendo el objeto por debajo de su brazo, como si le abrasase con el pero con la única intención de dejar el bisturí ante sus ojos.