Temptation [Libre]

Jaló de aquellas cadenas sin mucha fuerza, sólo viendo cuan apretadas estaban. Alzó una ceja alejándose un poco, para luego llevar sus manos a sus bolsillos. Una burlesca risa salió de su boca.
-¿Qué habrá aquí? -se preguntaba a sí mismo, la sonrisa de sus labios no se iba mientras observaba la gran cantidad de cadenas que se habían empleado para que absolutamente nadie entrara a esa sala.- Ni que tuvieran a un canival... -volvió a reír.

Llevó su mano a lo que debió ser un interruptor de luz, ahora hecho trizas. Mordió levemente su labio, pues a pesar de reírse de aquel lugar, le causaba una curiosidad terrible, peor que rasguños de cuchillas en su pecho.
La luz parpadeaba una y otra vez.

Volvió a tomar una de las cadenas, y esta vez la tiró con más fuerza, pero nada, estaban tan bien sujetas que, ni si quiera podía moverlas un tanto. Suspiró de frustración, y comenzó a observar por toda la puerta, viendo algún punto en que al menos se pudiera ver qué había del otro lado. Sus manos volvieron a ir a sus bolsillos, tocando la navaja que siempre llevaba consigo, ¿intentar rasgar la puerta? No, no resultaría tampoco, debía afrontarlo, casi nada podía hacer por ver qué había dentro. Aún así, intentó ver por algún orificio que tuviera la pared, el cual comenzó a buscar.

No es que tuviera mucho motivos para salir de mi habitación, pero era uno de esos días en los que cuando menos lo pensaba ya me encontraba afuera de aquel asqueroso cuarto donde dormía. Empecé a caminar por los pasillos sin un rumbo en especial simplemente vagando por ellos, observando en ocasiones las habitaciones de aquellos incautos internos que estaban destinados a morir en las sucias salas de aquel hospital, donde estaba encerrado. Había algo que realmente odiaba de aquel lugar y eso era las personas que se decía estaban ahí para atender a todos los que eramos internos, pero que en realidad no nos veían mas que como ratas para su pequeño juego y eso me hizo preguntarme que harían ellos en nuestro lugar; la idea y las imágenes que habían llegado a mi cabeza eran lo suficientemente torcidas como para querer ponerlas en practica, los actos que había visto ese día desde que salí de mi habitación ya eran por si solos suficientemente buenos como para hacerme enfadar ya que mientras aquello doctores reían y deambulaban por el lugar como si les perteneciese, había internos muriendo o matándose entre si.
Mientras avanzaba por los pasillos un sonido empezó a resonar en mi cabeza, el rugir de las cadenas de aquella habitación que había visto anteriormente y a la que no me había dado la oportunidad de "curiosear" pero ahora, pareciese que me llamaba con los sonidos de aquellas cadenas, cosa que opte por seguir para dirigirme hacia ella y al parecer el hecho de que ese día hubiese salido y de que ese lugar en particular me llamase no había sido una coincidencia ya que ahí frente a esa puerta estaba uno de esos sucios doctores del lugar. Fruncí el ceño mientras que le observaba intentar abrir aquella puerta, pero... me quede ahí inmutado, quieto, simplemente observándole con una mirada bastante dura, mientras permanecía ahí, observándole....acechándole...

Absolutamente; nada, ni siquiera el rastro de luz alguna, ni sentía alguna pequeña corriente de viento recorrer por ahí. Alzó una ceja, y resopló resignado, dispuesto a marcharse de ese lugar. Mas antes de ello, volvió a tomar con su mano derecha una cadena, tirando suave de ella, escuchando aquel sonido que hacía el metal chocar contra sí mismo, una y otra vez. Soltó la cadena abriendo sus dedos, simplemente dejando caer el metal, mientras su otra mano se había ido a reposar en su bolsillo izquierdo.

Fijó su mirada en el piso, y dio media vuelta para largarse de ese lugar, que hacía su curiosidad aumentar y aumentar de sobre manera. Entonces, levantó la vista. Había dado apenas unos pocos pasos, no más de tres, y se detuvo al ver a un joven bastante alto a unos metros de él. De lo poco que pudo distinguirle, sólo su cabellera negra, y un semblante... ¿enojado? ¿Simplemente serio? Sí, quizá bastante serio, pero que parecía estar en tranquilidad propia viéndole.

Ladeó un tanto el rostro, y se acercó dos pasos más hasta aquella persona, sin dejar de observarle. Detuvo sus pasos, preguntándose internamente el por qué de la vigilancia del contrario, así que, con la más tranquila y educada mirada, dejó escuchar su vos.
-¿Puedo ayudarle en algo?

En silencio me quede observando a aquel doctor mientras que seguía intentando abrir aquella puerta, lo cual al parecer para él era completamente inútil, sonreí en mis adentros ya que al parecer tenia razón y todos los doctores y enfermeros que estaban allí para atendernos eran unos inútiles. Mantuve mi semblante serio aun cuando este se dio la vuelta y mis ojos se toparon con su rostro y al ver como aquel avanzaba contra mí mis puños se apretaron ligeramente tratando de contener aquella de deformar su tranquilo semblante.
-No…-
Dije secamente respondiendo a su interrogante y en un par de pasos propios acabe con la innecesaria distancia que nos separaba, eso solo por un breve momento ya que en lugar de quedarme delante de él le pase de lado dirigiéndome a la puerta de aquella habitación.
-Pero al parecer usted si necesita algo… que es lo que busca en este lugar…?..-
Dije mirándole por sobre mi hombro al mismo tiempo que empuñaba las cadenas entre ambas manos y con toda mi fuerza tiraba de las mismas para al menos alejar las que cubrían la pequeña perilla y sin soltarles levante una de mis piernas para atinar un par fuertes patadas en ese lugar ayudado de que mis botas harían el trabajo para terminar por abrirle. Con una sonrisa de satisfacción me gire lentamente y entre una pequeña reverencia tendí mi mano indicándole que ahora podía pasar.
-Servido, doctor…-
Le mire a los ojos, sonriéndole con algo de mofa pero sin perder aquel semblante duro con el que había llegado.