Desperté esa mañana mas temprano de lo habitual, en la misma cama, en la misma habitación y en el mismo podrido lugar. Realmente ya no tenia una noción clara de como pasaban los días para mi y de cierta manera era algo que poco me importaba ya que al fin y alcabo hasta el momento había hecho todas las cosas a mi modo y a nadie parecía importarle las consecuencias de mis actos, así que respecto a aquello no tendría queja. Me levante de aquella vieja cama y me aliste para poder salir de mi habitación. Empece a caminar por entre los pasillos, dándole leves vistazos a la gente que pasaba por un lado mio y a su vez, a las habitaciones que iba pasando. Rápidamente al pasar por una de ellas, me di cuenta que mis pasos me habían llevado hasta el comedor. Sin mas que hacer, entre en el dichoso lugar. Estaba vació, no había absolutamente nadie en aquel lugar. Suspire con fastidio, ya que imagine que seria alguien el que nos preparia cualquier cosa que pidiéramos para alimentarnos, pero me di cuenta que no es así. Con un poco de pereza, me dirigí a una cafetera que estaba cerca para preparar algo de café, para que una vez que estuviera listo, servir una taza con el liquido de los mas caliente. Tome mi taza de café y tome asiento en algún lugar cercano por si podía ocurrirseme querer algo mas de café; mientras que, perdia mi vista en el oscuro liquido de mi taza que se movia ligeramente dentro de ella.